Nuevos jefes han asumido sus funciones en la Policía Nacional y la Dirección Nacional de Control de Drogas, dos organismos que juegan un papel decisivo en la lucha contra el crimen organizado en medio de las esperanzas de una nación que reclama y necesita más paz, más seguridad y menos delincuencia.
En el talento y la capacidad de los mayores generales Manuel Castro Castillo, en la Policía, y Julio César Souffront, en la DNCD, descansa ahora la suerte de la línea de acción eficaz y firme que aplicaron sus antecesores, los mayores generales José Armando Polanco Gómez y Rolando Rosado Mateo, en sus tres años de mando.
Por sistemática que fuera la labor que estos últimos oficiales ejecutaron para reducir los niveles de la delincuencia y el tráfico de drogas, sigue siendo grande el desafio que tiene el Estado dominicano para salir airoso de esta lucha sin cuartel contra los que pretenden robarse el clima de libertad y seguridad que la sociedad ha ido construyendo en el marco de la democracia.
El endurecimiento de penas para los delitos más frecuentes, el ampliado patrullaje de militares y policías en las calles, los operativos de desarme, el fortalecimiento de los sistemas y equipamientos para la inteligencia policial y militar; el uso de tecnologías modernas para vigilar los espacios aéreos y marítimos, así como fronterizos, de nuestro país en prevención o represión del tráfico de drogas, así como la puesta en marcha de programas de acercamiento policial a la población civil, especialmente a través, primero, de Barrio Seguro y, ahora, Vivir Tranquilo, son muestras del andamiaje que existe para encarar la criminalidad.
El Gobierno está comprometido en un plan de mayor escala para garantizar la seguridad ciudadana y no hay dudas de que el nombramiento de nuevos jefes, en el momento en que el Congreso avanza el conocimiento de las reformas a las Fuerzas Armadas y la Policía, es una señal de que dicho compromiso es ineludible y firme.
Al abrir la nueva página de esta lucha, no podemos dejar de reconocer el competente trabajo realizado por los mayores generales Polanco Gómez y Rosado Mateo, dos hombres que se han jugado el todo por el todo ñfamilias incluidasñ para responderle a las expectativas ciudadanas de un mayor rigor y control de todas las variables de la criminalidad.
En el caso particular de Rosado Mateo, es deber del Estado brindarle la mayor protección personal luego de los contundentes golpes que dio al narcotráfico, desmantelando redes, incautando centenares de toneladas de drogas y llevando a prisión a poderosísimos capos que pusieron ñy talvez mantienenñ precio a su cabeza.